Tras una mirada perdida se esconden miles de pensamientos que divagan en una experiencia llamada Amor.
Amor es el concepto que quise extraer de diferentes maneras, bajo diversas formas y contenidos; sin embargo, si me sitúo en el presente y observo el pasado (gracias a aquella maravilla empolvada llamada cuestionamiento) puedo distinguir lo vacío de lo colmado.
Lo colmado es una de las buenas costumbres del amor, que sin duda nos llena de satisfacciones con su pasar; de esta manera me es mucho más fácil dejar de confundir lo que es de lo que no y puedo afirmar con certeza que lo más próximo a una experiencia benignamente amorosa, sincera, entera, positiva, madura, es aquella que tengo hoy.
Gracias doy por los pasos que recorrí, puesto que de otra forma no hubiese dado con el paradero de ese sentimiento abrasador.
Sí, mientras veo pasar los días tras mis ojos, intento construir el futuro, ese que voy armando mientras junto cada pedazo de presente que florece en el camino.
Si me preguntaran ahora, acaso puedo hablar de amor, respondo con un rotundo sí.
Si me preguntan si sé lo que es amar, no lo pienso dos veces.
Si me preguntan, acaso siento cuándo es la persona correcta, grito a los cuatro vientos mi respuesta.
Porque siempre es sí, porque ahora es siempre, porque fuiste y serás, porque el amor fluye entre nosotros, porque intento capturar nuestra vida, porque incuestionablemente es a ti quién amo, porque cada experiencia me reafirma que solo existes tú.